En estos días de ola
de frío hemos de sustituir nuestras habituales actividades al aire libre por
otras a cubierto. Así que hemos ido a visitar el Museo de Ciencias El Carmen deOnda.
Aunque tampoco nos
hemos librado del frío, porque por temas económicos no funciona la calefacción,
de hecho nos han contado que si no hubiera sido por una iniciativa privada el
museo habría cerrado porque los Padres carmelitas, anteriores gestores, no
podían hacerse cargo.
Y la verdad hubiera
sido una lástima, porque aunque la gente piensa que el museo está un poco
anticuado –que lo está-, nosotros pensamos que en lugar de tanta simulación 3D
y tanto robot con piel de poliéster, una visita de este tipo resulta
culturalmente más enriquecedora, igual para niños como para mayores.
Tener a menos de 50 cm especies disecadas muy
bien conservadas, poder observar con detalle su fisionomía y su tamaño,
descubrir un número elevado de especies, todo esto pensamos que es un atractivo
para la curiosidad de los niños.
En la primera planta
se emplazan los carnívoros, resultando espectaculares los de gran tamaño,
herbívoros, rumiantes, fauna acuática, simios, reptiles, etc.
En la segunda planta
se encuentran las aves, que parecen casi tener vida, los invertebrados, con
paneles de fitopatología, los lepidópteros y los moluscos (que también hay
parte en la planta baja).
Y en la planta
tercera se encuentran los minerales, rocas y fósiles, que enlazan con los
últimos paneles en los que se explica la aparición de la vida y la evolución.
En conclusión, una
visita muy completa por la cantidad y diversidad de material que ha encantado a
los niños, que es lo importante.
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