Hemos llegado por la tarde y había una gran afluencia de
gente paseando y disfrutando de la playa, nada que ver con la tranquilidad de
esta playa años atrás, pero los tiempos cambian…
Nosotros, como es habitual, cenamos tipo pic-nic y cuando ya
se hizo de noche tomamos nuestras linternas para seguir el sendero formado por
tarima de madera que une las dos playas. Se trata de un paseo corto y sencillo,
que se puede hacer con carrito de niño, pero que al hacerse de noche resulta
una pequeña aventura para los niños. A la vuelta nos encontramos un pequeño
erizo entre la vegetación dunar. Como final tomamos helados en el Bar de
Artemio que está allí de toda la vida.
Este paseíto se puede hacer en cualquier época del año, lo
único que este mes está hiper-transitado
por paseantes y ciclistas, así que si hace de noche se tiene más tranquilidad y
menos calor. Como consejo, poneros loción antimosquitos, y llevaros linternas
porque este año ya no funcionaban las balizas de iluminación de la tarima. ¡Y a
pasar un buen rato!.
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