En esta
ocasión hemos tenido la oportunidad de aprender sobre la poda de los olivos.
Ya hemos
dicho muchas veces que pertenecer a una Asociación nos da la ventaja que los
amigos del Club 32 Actividades con niños nos presenten a sus amigos y nos
propongan actividades diferentes e interesantes como ha sido esta vez la poda
de olivos.
El punto de
encuentro fue Torre Endomenech,
donde hicimos un pequeño recorrido y visitamos su lavadero.
A
continuación siguiendo el trazado de un tramo de la Vía Augusta de unos 2 Km y
disfrutando de la belleza de los campos de amapolas, llegamos a la finca de
olivos.
Nuestro
anfitrión José Vicente nos explicó sobre el pasado y presente del entorno,
sobre el microclima de la zona y sobre el motivo de la adquisición de aquella
finca: mantener y cuidar los olivos de manera natural, no para la producción de
olivas sino para preservar el medioambiente.
Tras la
charla finalmente se procedió a una poda simbólica de un par de olivos.
Entre
los asistentes a la actividad había otras personas conocedoras de la poda de
árboles, y aunque cada uno tenía un criterio, lo que nos quedó claro es que la
poda se ha de realizar progresivamente cada año, con el objeto de que el árbol
crezca a lo ancho para que le entre el sol y el aire por todos lados.
El
especialista en la poda fue un peculiar señor, Alberto, de 80 años, más ágil
que muchos de nosotros, que nos mostró
como realizarla, y que sobrepasó el objetivo del anfitrión, que era mostrar
como podar los olivos pero no podar los
olivos. Se produjo una situación controvertida y divertida a la vez.
Y comimos en el Área Recreativa de la ermita de la Verge del Adjutori en Benlloch.
Un día
distinto, donde conocimos nuevos amigos y aprendimos mucho, no sólo de la poda
de olivos sino de conservación medioambiental de nuestro entorno en general.
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