Vía Verde Ojos Negros con bicicleta

La Vía Verde Ojos Negros la conocemos bien, porque la hemos recorrido en su tramo por Navajas a pie y porque visitamos los Altos Hornos de Puerto de Sagunto, lugar de destino del mineral extraído en la Mina Ojos Negros.

Entiendo que ya todos conocéis que una Vía Verde es un camino acondicionado por el que originalmente discurría una vía férrea, y que tras quedar en desuso, se aprovecha para la circulación de senderistas y ciclistas.

En esta ocasión queríamos recorrerla en bicicleta. De hecho hacía mucho tiempo que queríamos hacer esto, pero la imposibilidad de llevar las bicis de toda la familia en el coche y la incomodidad de usar trenes, trasbordos, etc. siempre nos había desanimado.

Así que conocer a Jesús de Hardacho que se encarga de alquilar las bicis con todos los complementos, y de trasladar las bicis al punto de origen y recogerlas al punto final, nos decidió a realizar la actividad con el grupo.

El trayecto inicial planteado no era nada ambicioso: Casas de Ragudo - Jérica, con posibilidad de llegar a Navajas.




Personalmente pensaba que la duración de la actividad iba a ser menor, pero claro no había considerado todas las contingencias acaecidas en un grupo de 24 ciclistas: caídas, salidas de cadena, ajustes de bicicletas, etc.

Pero todas esas tardanzas se compensaron con la no necesidad de pedalear en la mayor parte del trayecto, ya que el mismo discurre todo de bajada.

Así que la actividad se convirtió en un slow-cicloturismo, donde cómodamente disfrutamos del entorno, hasta llegar a Navajas.

Dispusimos además de un guía, Juan, que participó en la conversión de la antigua vía de ferrocarril en Vía Verde, y que nos amenizó el trayecto con paradas en una Carrasca centenaria, en bunkers de guerra, etc.














Para completar un día redondo fuimos a comer al área recreativa del Salto de la Novia, donde hemos de recordar que éste no hace referencia al salto de agua, sino a una poza donde en el pasado saltaban los novios para alcanzar amor eterno, y donde según cuenta la leyenda una novia resbaló y cayó al agua, y el novio se lanzó al agua a salvarla, pero los dos quedaron atrapados por un remolino de agua y murieron ahogados.




Leyendas aparte, los niños se lo pasaron genial.




Y para todos nosotros fue un día distinto e inolvidable.







Taller de orientación en la naturaleza

Al inicio de la primavera hicimos una actividad distinta a las que realizamos habitalmente. Hicimos un taller de Orientación en la Naturaleza donde en esta ocasión fueron los niños nuestros guías. El taller lo impartió Germán de Sendes d´Aventura.

En primer lugar almorzamos en el Albergue Sendes d´Aventura para tomar fuerzas.

Luego en coches nos trasladamos al área recreativa de la Fuente de Castro donde Germán explicó las nociones básicas de orientación a los niños.






Y entonces siguiendo las señales indicativas los niños nos llevaron al Castillo de Mauz.






No era la primera vez que lo visitábamos, pero siempre es un gozo disfrutar de ese fantástico emplazamiento.

A continuación, de nuevo con los niños en primeras posiciones y guiándonos, nos dirigimos a Suera Alta, un despoblado de origen musulmán, que lastimosamente se está echando a perder.




Por último, continuamos bajando hasta llegar al antiguo camino de herradura de Sueras, y caminando por éste llegamos de nuevo a la Fuente de Castro.

Para terminar la actividad regresamos al Albergue Sendes d´Aventura donde nos pusimos las botas con un menú de primero, segundo, postre y café, que nos dificultó poder levantarnos de la mesa.




Durante la sobremesa los niños pudieron jugar en el exterior, un área libre pavimentada, y que está previsto sea el área de caravaning de Sueras.


En conclusión, un fantástico día que recomendamos a todo el mundo porque se puede pasar un día en familia distinto y la ruta es apta para todo el público, aunque no se practique senderismo de manera habitual.


El Salto de la Novia y el Barranco de Las Salinas

La última escapada de fin de semana que hemos realizado fue a Cirat. Lo teníamos pendiente en la agenda.

Así que intentamos hacer un par de rutas de senderismo con niños para intentar conocer mejor el bello entorno de Cirat.

La primera ruta por supuesto fue el recorrido hasta el archiconocido Salto de la Novia. Abres la boca para preguntar y los vecinos te indican directamente como llegar al Salto de la Novia, aunque no quisieras preguntar eso...

Bromas aparte, el recorrido está fácilmente indicado, se sale de Cirat por la Calle de Las Salinas, y a pocos metros encontramos una señal indicando el camino.




La ruta sigue un antiguo camino de herradura aún empedrado en algunos tramos que va ascendiendo suavemente.

Pasamos de largo el desvío al Castillo, y nos adentramos en el Barranco de la Losa. El entorno es precioso, andar encajonados en la cuenca del Mijares es excepcional.

Vamos charlando y paseando cómodamente, hasta que llegamos a un cruce con varias alternativas: el camino de bajada nos llevará al Salto de la Novia, el de la izquierda lleva al Mirador del Salto de la Novia, y el que queda  más a la izquierda nos retornará a Cirat.

Continuamos por el camino que baja hasta llegar a una pequeña área con unos bancos para descansar, desde donde sale un sendero que ya por fin nos lleva al Salto de la Novia.




El salto de agua y el entorno fresquito nos permite descansar y disfrutar haciendo miles de fotos.




Luego regresamos por el mismo camino, y seguimos la pista que nos llevará a Cirat. El principio del camino va en continuado ascenso, aunque el esfuerzo se recompensa por las bonitas vistas a la izquierda del Barranco de Las Salinas.




Llegamos a la Fuente de La Jarica.




Y ya en el siguiente tramo empezamos a ver la población Cirat por lo que nos anima ya que queda poco para llegar al final.




Pero aún nos quedan sorpresas por descubrir. En la última curva antes de llegar a Cirat, coincidiendo con el barranco, parte a la izquierda un sendero que nos sumerge en un bellísimo paraje con pozas de agua naturales y un entorno de piedra de rodeno  característico, que nos anima a niños y a mayores a mojarnos los pies, es el Barranco de Las Salinas.




Los niños se emocionan ante semejante paraje y disfrutan con sus juegos.




Empiezan a aparecer las nubes y decidimos regresar al Albergue Jaramacil donde estamos alojados. Y tomamos una buena decisión, porque tomando el café de rigor y la merienda cae un sorpresivo chubasco.


Pero ya nosotros hemos podido pasar un día estupendo en un entorno bellísimo, con menos agua de la que nos hubiera gustado encontrar, pero bello de todas formas.


El Montí Menor

La ruta de senderismo familiar que realizamos en esta ocasión fue atípica en todos los sentidos, pero inolvidable.

Al principio pensábamos que sería repetir la subida al Montí Menor que ya habíamos realizado en ocasiones anteriores, pero tuvo poco que ver.

De primeras, la ruta circular la empezamos en sentido contrario a las agujas del reloj buscando la Senda de los Pepes.




Nuestro guía, Roberto, tenía una planificación perfecta para poder realizar la ruta sin interferir con una carrera de bicicleta de montaña que se realizaba por la misma Senda de los Pepes. Pero como suele pasar con las mejores planificaciones, siempre aparecen imprevistos.

Los corredores de bici iban más veloces de lo esperado, y empezamos a encontrarnos corredores dispersos por la senda. Lo que en principio fue un cuentagotas de corredores se transformó en una avalancha. Por lo que paramos a almorzar.




Pero debíamos continuar, y  no había sendero alternativo. Así que la ruta se convirtió en una carrera de obstáculos durante unos minutos, corriendo durante pequeños tramos, y apartándonos rápidamente en los márgenes al grito de ¡¡Biciiii!!. Todos lo pasamos genial con ese improvisado juego, y así tuvimos la oportunidad de jalear a los ciclistas.

Pero eso fue sólo una pequeña anécdota, porque lo realmente sorprendente fue que los niños en el inicio de la ruta, recogiendo residuos del suelo encontraron una carta envejecida de un Conde llamado Montí junto con una llave que dejaba un mensaje animando a buscar una nueva pista en un pequeño árbol.

Iniciamos la ruta con esa expectación, pensando que se trataba de un error, pero no, por el camino encontramos un pequeño árbol: El Pi Enano.




En el que los niños encontraron nuevas pistas que nos llevó a una enorme rueda de tractor abandonada,  y luego nos hizo desviarnos -ya no había interferencias con los ciclistas- hasta El Maset.




Una antigua construcción usada de cobijo por los trabajadores del campo, donde los niños seguían encontrando nuevos mensajes con adivinanzas, monedas antiguas, viejos libros, etc.




Una vez visitamos el Maset continuamos por la Senda de los Pepes en dirección el Montí Menor. En un punto abandonamos el sendero marcado con blanco y amarillo y empezamos a subir zigzageando, para encontrar un mundo distinto.

Las sendas estaban limpias, delimitadas por piedras ordenadas, empezamos a encontrar reproducciones de cucos (pequeñas casetas donde se cobijaban los pastores), bancales perfectos...




También pudimos visitar la Casa dels Coles, donde los niños encontraron la penúltima pista.






Y ya por último, tras volver al sendero, encontramos el colofón: el lugar perfecto donde comer, el mirador de Marimón, habilitado con pequeñas construcciones donde cobijarse, una terraza protegida del sol con techo de cañas, y un pequeño monumento donde los niños encontraron la última pista que les llevó a encontrar el Tesoro del Conde Montí: unas monedas de oro. Es decir, unas monedas de chocolate cubiertas con papel dorado. Todos los chavales estaban emocionados. Disfrutaron de lo lindo.

Los mayores dejamos un mensaje en el Libro de Visitas del Mirador.




En este punto hemos de reconocer el trabajo altruista de dos señores conocidos como Los Pepes, que son los encargados de acondicionar las sendas, las casetas de resguardo, el mirador, etc. para que todos nosotros podamos disfrutar del bello entorno.

Las vistas son espectaculares.




Tras comer, seguimos nuestro camino hacia el Montí menor.




En el recorrido, el paisaje cambió, entre los pinos empezamos a encontrar alcornoques, transformando el paseo en algo especial. Nuestro amigo Carlos explicó a los niños las características de los alcornoques y su fortaleza frente al fuego.

Hacía calor, así que tras llegar al Montí Menor, continuamos por el sendero esta vez ya de bajada. Pasamos por la Fuente del Retor.




Y la última visita obligatoria fue la de la Ermita de Santa Bárbara.




Luego ya continuamos por sendero hasta llegar a los coches.

En resumen, una preciosa ruta de senderismo con  niños y completísima. Cada vez nuestros amigos del Club 32 dejan el listón más alto cuando preparan las rutas. Nos sentimos muy orgullosos.

Os dejamos el enlace al TRACK.