Saint Béat, un pueblo con encanto



Si se visita el Valle de Aran, al estar tan cerca, resulta inevitable pasar la frontera para ver que hay más allá de los Pirineos.

Y como era de esperar pues nos encontramos pueblos con encanto en los que hay que parar el coche para conocerlos mejor.




Saint Béat es un pueblecito tranquilo, atravesado por el Río Garona, ideal para callejear, y disfrutar del paseo.




Por supuesto, también sirve como base para los amantes de  la montaña, el senderismo y los deportes de aventura.

Pero un paseo por las callejuelas y el casco histórico con su exposición de esculturas contemporáneas en mármol blanco es ya suficientemente relajante. Y es que St Béat tiene una  cantera de un mármol blanco muy famoso, ya empleado en la época romana.

De hecho se celebra un Festival de la Escultura y el Mármol todos los años en verano.

Recomendamos también visitar su fortaleza situada en lo alto de la montaña, junto a la Iglesia de Saint Béat y Saint Privet, de estilo románica, construida en la primera mitad del siglo XII. Desde este punto se obtienen unas vistas impresionantes del pueblo.







 Seguro que os gusta.



Taller de máscaras


Al estar en época de carnavales, pensamos que un taller divertido para los niños sería la elaboración de sus propias máscaras. Así que el último taller de manualidades ha sido de elaboración de máscaras con papel maché, como siempre en las dependencias del Espai Jove en Vila-real, y con nuestra monitora Marta Roselló.
 
 

La primera parte del taller consistió en hacer las máscaras. Para ello se empleó la técnica del papel maché, que consiste en ir pegando con mucha paciencia trozos pequeños de papel de periódico en un molde utilizando cola blanca diluida. Nosotros utilizamos globos a modo de molde, que es la solución más económica.
 


 
Tras pasar un rato entretenido con la labor y tener la base de la máscara terminada, las sacamos a secar. Para que queden bien, las máscaras han de secar durante uno o dos días, así que la idea fue que los niños se la llevaran a casa para terminarla.




Pero para poder completar el taller, nuestra monitora Marta ya tenía preparadas varias máscaras elaboradas días atrás, para que los niños pudieran continuar con el trabajo de decoración.
 








 
Al ser papel maché, se pueden cortar los huecos de los ojos, de la boca, y darles diferentes formas. Luego simplemente hay que dejar volar la imaginación, y decorarlas cada uno a su gusto para darles forma de animales, indios, superhéroes, etc.
 






 
Lo mejor de todo es que después emplean las máscaras en sus juegos.
 
 
 
 
 

La Cova de l´Oret



El día amaneció frío. Ya en el punto de encuentro se intuía una jornada senderista en la que se iban a agradecer los tramos soleados y las ombrías nos recordarían la época en la que nos encontramos. Nos esperaba el pueblo de Eslida tras una carretera con hielo en el asfalto en algunas zonas. Aparcamos cerca de un conocido restaurante de la localidad y, tras cargar nuestras mochilas, paseamos por el pueblo hacia el inicio de la ruta; bajo la Ermita del Santo Cristo del Calvario




Con mucho cuidado transitamos por la CV190 dirección a Chovar, puesto que la senda que nos va a llevar al primer punto de interés de esta corta pero bonita ruta, se encuentra en esa dirección, a unos 500 metros de la subida al calvario.

Las paletas indicadores, a mano derecha, nos llevaránpor una empinada senda camino de la Font de Les Escaletes






Mientras ascendemos podemos ver a nuestra derecha las ruinas del castillo de Eslida, fortaleza medieval, cuya estructura actual -visible y deducible- data de la invasión musulmana. 




Tras la subida decidimos parar a tomar nuestro merecido almuerzo, puesto que hay que aprovechar el llano que nos encontramos bañado por el sol, cuya presencia se agradece.

Continuamos recto por la pista que avanza en ligero descenso, ignorando así la senda situada a la izquierda, que nos llevaría al Puntal de L’Aljub (conocido por muchos como “Las Antenas”).

Desde este momento la ruta transcurre por una pista muy amplia y cómoda que hace que se convierta en un agradable paseo. Tenemos además la gran suerte de encontrarnos con la Font de Les Escaletes manando agua en cantidad generosa gracias a la aportación de las recientes lluvias. 






Unos cientos de metros más adelante pasamos bajo la que está catalogada como “la tirolina más larga del Mediterráneo”. Queda pendiente disfrutar de ella en otra ocasión. Seguro que volveremos.

Algunos tramos helados en la pista sirven a nuestras niñas y niños de improvisadas pistas de patinaje, lo que hace muy ameno y divertido todo el camino, pese a las bajas temperaturas. 




Pero sin lugar a dudas la parte de la ruta que más ganas tenemos todos de ver es nuestro objetivo de hoy, la Cova de L’Oret




Desde el Club32 llamamos a la prudencia y desaconsejamos encarecidamente la visita por cuenta propia tanto a cuevas como a minas. Cada vez que en una de nuestras excursiones hemos visitado alguna cueva o mina siempre ha sido acompañados por personas que conocen el lugar y extremando las precauciones.

La Cueva de L’Oret forma parte de un grupo de cuevas cercanas a la población, siendo esta la que mayor interés tiene, tanto por la belleza de sus formaciones como por los hallazgos arqueológicos que sus entrañas escondían y datados en el eneolítico. Su entrada es pequeña y baja y se accede al fondo de la cavidad por una colada. Esta cueva es un antiguo sumidero, de ahí que la piedra esté tan pulida y resbaladiza en su acceso. Dejamos de lado las bifurcaciones y gateras laterales y nos dirigimos directos a su parte baja. En ella nos encontramos las formaciones más bellas. Nos reciben espectaculares estalactitas, estalagmitas, más coladas y la que quizá sea la columna más grande que se pueda ver en toda la provincia de Castellón, sin necesidad de utilizar equipo de espeleología. 










Llama mucho la atención el pequeño “lago” que hay en esta parte más baja, creado por las continuas filtraciones producidas por las recientes lluvias. 




Pero sin lugar a dudas la formación que más nos llama la atención a todos,  que más impresiona e incluso asusta a algunos, es el enorme gour de tres metros de diámetro otros tres de profundidad y en el que puede ver el inicio de la galería que continúa durante dieciocho metros por debajo de nosotros. 




Por desgracia la huella del hombre también ha llegado hasta aquí, destrozando parte de sus estalactitas y marcando con grafitis sus paredes de roca.

Salimos de la cueva y nos dirigimos de nuevo a Eslida. En un principio íbamos a subir a ver el molino de viento que corona una pequeña loma pero por desgracia se nos ha hecho tarde y la hora de comer ha llamado repentinamente a los estómagos de nuestros pequeños senderistas.

Decidimos volver a los coches y comer en el paraje de la Ermita de Santa Cristina, camino de Artana en el que disfrutamos tanto de la calma del lugar como del reconfortante sol que nos acompaña.

Autor: S. Lleó

Nota: No publicamos track de la ruta para ayudar en la preservación de la Cova de l´Oret.



Penya Blanca



Ain es un pueblo precioso cuyo enclave en la Serra Espadà hace que sea punto de partida de innumerables rutas de senderismo. En esta ocasión volvimos de nuevo de la mano de nuestro amigo Ismael a repetir la ruta a Penya Blanca que ya hicimos un par de años antes, pero esta vez en sentido contrario.

Así, partimos de Ain en dirección al Cementerio, pasamos junto a la piscina, junto a los molinos, y pasamos de largo el desvío al Castillo de Ain, alcanzando una pista que nos llevaría a un pequeño sendero de subida marcado por un poste. 




Este sendero nos llevó al Coll de Barres, donde descansamos y encontramos muchos otros senderistas porque es una zona muy transitada.




Tomamos el sendero en dirección al Puntal del Aljub.




En este punto, parte del grupo se despistó y nos partimos en dos, pero continuamos por dicho sendero hasta que encontramos unas indicaciones que señalaban Penya Blanca y volvimos a reencontrar al grupo.




Atrás queda el Puntal del Aljub.




Continuamos cresteando por el cordal cimero Penya Blanca, donde comimos.
Las vistas son espectaculares en cualquier dirección, pero olvidamos la cámara y no podemos mostrar con la calidad suficiente la belleza de las imágenes.








Tras la comida continuamos bajando al Coll de la Mosquera.




Desde aquí ya fue todo bajar por un maravilloso Barranco de la Caritat que en esos días tras las lluvias dejaba unas estampas preciosas en cualquier ángulo.




Fueron unos 12 km intensos con la recompensa de haber disfrutado de un bello entorno que nos llenó de energía.

Por último hemos de hacer mención a nuestros niños que cada vez caminan mayores distancias y rutas con mayor nivel de dificultad, ya me veo cualquier día con la lengua fuera detrás de ellos.



Podéis descargar el track de la ruta AQUÍ.