La Albufera

Hemos estado en múltiples ocasiones en la Albufera, pero esta última vez nos ha gustado más si cabe.

Habíamos concertado la visita por teléfono y teníamos preparada la barquita. Nosotros fuimos al embarcadero de El Saler. En primer momento nos sorprendió que los barqueros se distinguían porque iban uniformados.




Nuestro barquero fue Francisco Navarro y fue realmente encantador. Lo que también nos sorprendió gratamente es que disponía de guías explicativas plastificadas en español e ¡inglés!.




Francisco nos explicó la historia de la albufera, desde su origen como bahía, la formación de la duna, y la colmatación de la zona por la acción humana, aprovechando los terrenos para el cultivo del arroz, hasta su conformación actual.




También nos explicó las principales características de la albufera, la calidad de las aguas gracias a la actual regulación de vertidos y la mejor gestión, como ya vimos en su momento en el Tancat de la Pipa, la poca profundidad de las aguas, y la idoneidad de las mismas para el refugio de distintos tipos de aves.




Cuando nosotros fuimos el agua estaba turbia por la escasez de lluvias de la temporada, pero Francisco nos dijo que el agua era tan limpia que antes se podía ver el fondo.




Pudimos charlar también sobre la continuada pugna de los agricultores del arroz y los pescadores.

Por último, pasamos entre un área de juncos donde los postes de madera delimitaban el área protegida, y a medida que avanzamos los niños pudieron lanzar trozos de pan seco que nos había preparado Francisco en un cubo, y que hizo las delicias  de pequeños, y también de mayores, porque los patitos se acercaban y ávidamente se los comían.






Sin darnos cuenta, porque se nos pasó volando la hora de duración de la visita, llegamos de nuevo al embarcadero.

Recomendamos sin duda la visita a la albufera. Hemos comprobado en primera persona que las visitas se están profesionalizando y esto les confiere mayor calidad, por lo que los visitantes salimos beneficiados.

Sólo nos queda indicar que la mejor época para visitar la albufera es el otoño, ¡así que ya tenéis motivo para ir!.




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