Hará un par
de semanas realizamos una de las rutas clásicas de la Serra d´Espadà, la subida
a la Nevera
de Castro desde
Chóvar.
Se había
retrasado por la climatología y varios, pero por fin pudimos disfrutar de una
de las rutas de senderismo con niños más bonitas de la Serra d´Espadà, y
también una de las más exigentes para nuestros niños, porque aunque el
recorrido es de unos 10 km, el desnivel es de unos 400 metros de subida, y los
mismos de bajada, lo que implica un alto grado de dificultad que superaron la
verdad muy bien, más aun teniendo en cuenta el calor persistente a pesar de
estar ya en Otoño.
Empezamos
la ruta partiendo desde el pueblo de Chóvar
siguiendo las indicaciones hacia el Embalse de Ajuez que nos lleva a un panel
con la ruta señalizada por GVA, y éstas son las señales que seguimos.
Rápidamente
penetramos en los bosques de alcornoques, característicos por sus troncos sin
corteza, ya que la misma se utiliza como materia prima en la industria local de
fabricación de corcho.
Paramos a
almorzar a apenas 1 kilómetro del pueblo para tomar fuerzas, ya que lo que nos
esperaba lo requería.
Ya por
senda, empezó el disfrute. El desnivel era importante, pero el entorno lo
superaba. Bebimos de la Fuente Fresca.
Visitamos
la antigua mina El Socavón, donde en
sus tiempos se obtenía cinabrio, que era fundido en hornos para obtener el
mercurio.
Esta nos
llevó hasta una nueva sendita muy exigente que por fin nos dejaría descubrir la
ansiada Nevera de Castro.
Desde aquí
se puede ver perfectamente el Castillo
de Castro de
Alfondeguilla que también visitamos recientemente.
La espectacular
construcción de la Nevera de Castro, nos hace rememorar como se vivía
antiguamente, ya las neveras eran utilizadas para recoger la nieve caída
durante el invierno, para después durante el verano, con la nieve ya convertida
en hielo, utilizarla para conservar los alimentos.
En este
punto, Paco dio una charla a los niños explicándoles y mostrándoles distintas
especies arbustivas características de esta área, como el romero, tomillo, cantueso,
lentisco, etc. Con estas actividades
pretendemos transmitir nuestro interés por el respeto de la naturaleza, y
ofrecer con las mismas concienciación y formación medioambiental a nuestros
niños.
Después de
comer, continuamos las indicaciones que nos llevaron por una cómoda pista
siempre ya bajando, y que aún nos dejaron descubrir el Embalse de Ajuez, construido
en el siglo XII por los musulmanes que poblaban el municipio, con la intención
de retener las aguas del barranco del mismo nombre y posteriormente poder
utilizarlas para regar los campos que se encontraban aguas abajo. Actualmente
está deteriorado y debido a la escasez de lluvias sin apenas agua.
Como
conclusión sólo podemos decir que ha sido una ruta preciosa, variada y con alto
interés ecológico, botánico y cultural. Especialmente recomendable.
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